Las noches en Cuba ya no solo son oscuras por la falta de luz eléctrica, sino también por la creciente desesperación en barrios y provincias donde el apagón es más que una metáfora. En las últimas horas, Santiago de Cuba y Granma, dos provincias del oriente cubano, vivieron escenas que recuerdan con fuerza lo ocurrido el 11 de julio de 2021: gritos, cacerolas, y el pueblo otra vez en las calles.
"¡Queremos corriente, queremos comida!", clamaron a voz en cuello madres y vecinos que no soportan más la combinación de calor, escasez y silencio oficial. La protesta, espontánea y grabada con un celular, fue difundida desde el exterior por el periodista independiente Yosmany Mayeta, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), quien afirmó que muchas de las personas que salieron a manifestarse lo hicieron por sus hijos.
Noticias de Florida 24/7 en Telemundo 51.

"Pedían leche para los niños, comida y electricidad. Al día siguiente ya empezaban las detenciones”, explicó Mayeta en redes sociales.
La protesta —que, según Mayeta, fue pacífica— fue rápidamente respondida por las autoridades locales no con diálogo, sino con arroz y pasta. En algunas zonas conflictivas de Santiago de Cuba, altos funcionarios del régimen ordenaron repartir alimentos en un intento por calmar los ánimos. La estrategia del "paquete de comida como silenciador" no es nueva, pero cada vez parece menos efectiva.
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"Quieren apagar la rabia con un saco de arroz, pero la chispa está encendida desde hace tiempo”, advirtió el periodista, aludiendo a las manifestaciones del 11 de julio, del 17 de marzo, y más recientemente, del 21 de mayo.
Mientras la situación económica sigue su curso descendente y los cortes eléctricos se extienden por casi toda la isla, otros eventos suman presión. Esta semana, un inesperado tornado recorrió 800 metros en la localidad de Alquízar, Artemisa, causando daños menores en techos y tendidos eléctricos, aunque simbólicamente devastadores para una población agotada por años de precariedad.
Los efectos de las lluvias sobre una infraestructura colapsada han agravado aún más la crisis energética. En Pinar del Río, vecinos del reparto El Calero aseguran que durante todo el fin de semana sólo recibieron una hora y media de electricidad. Algunos lo comparan con vivir "en un túnel sin salida".
Local
La resonancia de estas protestas no tardó en llegar a Estados Unidos. El congresista cubanoamericano Carlos Giménez se pronunció en la red social X con la etiqueta #SOSCuba, en solidaridad con los manifestantes. “El pueblo cubano exige dignidad, luz y libertad. No está solo”, escribió.
Sin embargo, dentro de la isla, la respuesta oficial sigue siendo una combinación de represión discreta y asistencialismo forzado. La narrativa estatal intenta desacreditar cualquier expresión de descontento, presentando las protestas como actos orquestados desde el extranjero. La realidad en las calles, sin embargo, parece responder a una lógica más sencilla: hambre, cansancio y hartazgo.
Mientras tanto, las autoridades reparten arroz, los apagones continúan, y la rabia crece.